Ford tiene dos modelos clásicos que son reconocidos a nivel mundial, cuyos nombres tienen un gran peso para la marca. Se trata de la camioneta F-150 y el Mustang, modelos que llevan décadas en el mercado, con varias generaciones a cuestas, y son de los pocos vehículos en el mercado que prácticamente cualquier persona, independiente de su edad, vio una nueva generación en su juventud.
Por esa herencia e importancia del nombre es que tienen que cuidar sus productos. Eso piensa Jim Farley (CEO de Ford), quien recientemente en una entrevista admitió que están abiertos a ampliar la gama del modelo. Al reciente crossover eléctrico Mach E se podría agregar una nueva variante coupé del Mustang, e incluso versiones híbridas del modelo, si es que dan con una fórmula comercialmente viable.
Pero curiosamente también dijo que «nunca construiremos un Mustang que no sea un Mustang», a pesar de que un crossover lleva ese nombre, y piense e uno con cuatro puertas. Con lo anterior se refirió a que no harán un Muscle Car eléctrico, ya que el corazón de un Mustang es un V8, al menos hasta que les sea legalmente posible (es decir, una década más).
La idea de esto es expandir el negocio y el modelo, tomando ejemplos de lo que ha hecho Porsche con el 911, que del coupé original llegaron a variantes descapotable, Targa, orientados al uso en pista, competición, e incluso modelos todo camino como el 911 Safari.
