Era marzo de 2016 cuando Bugatti presentaba al esperado sucesor del Veyron. Se trató entonces del arribo del Chiron, un hiperdeportivo que -tal como su predecesor- trajo a colación al aplaudido motor de 16 cilindros en W y 8.0 litros de cubicaje, que esta vez, ayudado por cuatro turbocompresores, estiraba la furia hasta los 1.500 caballos de potencia y los 1.600 Nm de par máximo. El nombre, fiel a la estirpe racing, fue un homenaje de Bugatti a Louis Chiron, piloto monegasco que corrió para la compañía en los años 30. Ahora el Chiron dice adiós para siempre con una edición one-off bautizada sencillamente como Chiron L’Ultime.
De acuerdo con el comunicado emanado desde Francia, Bugatti intentó reinterpretar la belleza con que el Chiron se abrió paso en el Salón de Ginebra ocho años atrás. En concreto, esta unidad es una aleación entre los tonos Atlantic Blue y el clásico French Racing Blue. Esta impronta bicolor se adorna con nombres escritos a mano de acontecimientos y lugares que han desempeñado un rol central en la historia del Bugatti Chiron, como Ehra-Lessien, Paul Ricard, Ginebra, Chantilly, Château Saint Jean, Mónaco, Zúrich, Doha, Villa d’Este, Nürburgring, Goodwood, Cabo Cañaveral y Le Mans. En la misma línea, el Nº 500 en manuscrito está en el alerón, en las llantas y en la cubierta de motor, entre otros.
Como siempre, este Chiron también se mueve gracias al aplaudido bloque W16 de 8.0 litros y cuatro turbos, un prodigio desarrollado bajo la atenta dirección de Ferdinand Piëch, nieto de Ferdinand Porsche (porque la firma pertenece al imperio del Grupo Volkswagen). Al Chiron le sucederá un nuevo hiperdeportivo que se presentará dentro de pocas semanas y que montará un renovado motor también de 16 cilindros, pero ahora en configuración V y que, además, será hibridado.
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