La última noticia en la guerra de precios entre EEUU y China por los vehículos eléctricos, fue que Biden ordenó la imposición de un arancel del 100% a los vehículos eléctricos fabricados en China, como una manera de proteger la industria local ante la llegada de autos fabricados con subsidios, por lo que el costo de producción es prácticamente imposible de alcanzar por las plantas en el país del norte.
Y a pesar que esto ya es tendencia en el mundo, donde la mayoría de las potencias les están colocando altos aranceles a los productos chinos por competencia desleal (excepto nosotros, que seguimos aceptando marcas que venderán con suerte 300 unidades al año y dejarán botados a los dueños cuando el negocio deje de ser viable), China dijo que iba a tomar replesalias por esto.
Lo que no consideró Biden en la imposición de tarifas, es que muchas marcas chinas estaban comenzando su etapa de expansión a otros mercados. Uno de los casos es BYD, que ya está invirtiendo en varios países de América latina (incluido Chile, por ahora) para instalar fábricas y plantas de ensamblaje. Brasil y Mexico son los favoritos, y por ahora este último sería el que podría traerle problemas a los norteamericanos.
Esto porque un vehículo fabricado en Mexico estaría prácticamente libre de los aranceles de los que están fabricados en China. Al ser fabricado en Mexico con la mayoría de los componentes hechos en China, el auto tendría sólo un 2.5% de arancel para ser vendido en EEUU, a pesar de que por ahora BYD no tiene intenciones de entrar al mercado norteamericano, pero eso no implica que otras marcas vayan a hacer lo mismo.
Esto seguramente llevará a una nueva investigación para corroborar que China bypassea los impuestos extra al fabricar en Mexico. Pero a pesar de los intentos por evitar autos chinos en suelo estadounidense, nuevas encuestas aseguran que 3/4 de los compradores no tiene problemas en comprar vehículos de marcas chinas, por lo que el escenario para una nueva restricción está difícil.
